De un tiempo a esta parte he querido tratar humildemente en el blog sobre aquellas cosas que se asocian con lo japonés con la intención de indagar un poco más allá de la idea preconcebida. En esta semana, como veis, vamos a ver el sumo.
El sumo ( Áõ∏Êí≤ ) surge en Japón en tiempos muy remotos – allá por el año veintitrés antes de Cristo según dice el libro de costumbres Nihonshoki – bajo el dominio del emperador Suinin. En un principio era una lucha ligada a lo espiritual – aunque siempre estuvo ligada al sintoísmo – que se celebraba para pedir fortuna en las cosechas a los dioses a modo de ofrenda. Después pasaría a ser entretenimiento de la corte durante los banquetes y fiestas, más adelante fue adoptado como arte marcial por los guerreros samurái y finalmente se convirtió en un deporte profesional abierto al público.
Los luchadores se denominan rikishi y se someten a un entrenamiento y dieta especial con el fin de obtener peso y músculo – pesan siempre en torno a cien kilos o más – y viven para este deporte internados en los heya, y comienzan a practicarlo a los quince años. Los combates suelen durar poco – apenas unos segundos -, ya que normalmente gana el que ataca más rápido, pero a veces está muy equilibrado y acaba venciendo el que parecía menos fuerte y hábil. Pierde aquel que toque con cualquier parte de su cuerpo, distinta de los pies, el suelo del círculo, conocido como dohyō, o aquel que salga del círculo, o toque fuera de él. También será eliminado aquel luchador que pierda el mawashi (ªª„Åó), calzón tapa rabos.
Al comienzo de la liza los dos luchadores, semidesnudos, se colocan agachados detrás de dos líneas llamadas shikiri-sen y el juez, gyoji , en el borde del ring, vigila que se cumplan las normas. En la lucha están prohibidas ciertas acciones (llamadas kinjite, Á¶Å„ÅòÊâã) como golpear al contrincante con el puño cerrado o tirarle del pelo.
Dentro del sumo hay varias categorías que, al igual que nuestra liga, depende del número de victorias que consiga cada luchador. La división más alta es la Makuuchi.
Actualmente en el mundo del sumo hay cada vez más rikishis extranjeros, venidos de China, Mongolia y el este de Europa, que ven el sumo una posibilidad de vivir muy bien, porque las dos divisiones superiores ganan dinero. Estos luchadores foráneos están teniendo mucho éxito – no en la división suprema – de manera que los cuarenta y siete últimos torneos los han ganado ellos. Y es que vienen de sus países con el hambre entre los dientes.
Fuentes: Wikipedia, Viaje a Japón, JNTO, Marca.