Hoy queremos acercarnos al mundo nipón a través de algunas de sus peculiares costumbres. Varias de ellas pueden llamar a atención, pues Japón es, en este sentido, un país de lo más característico.
El número cuatro, a evitar
Al igual que ocurre en España con el número 13, en Japón, el número 4 encierra un misticismo con altas connotaciones negativas que invitan a evitarlo. Este dígito se relaciona con la muerte, debido a que al pronunciarse de manera muy parecida dicha palabra y cuatro en japones, se asocian.
De este hecho nace la tetrafobia, una enfermedad que consiste en evitar a toda costa la pronunciación y el uso del cuatro. Lo más curioso es que si el uso del cuatro es negativo, el del cuarenta y nueve es aún peor, y es que su pronunciación se asemeja mucho a la de ”dolor hasta la muerte”.
Nunca dar propinas a los camareros
¿Sabías que dejar propina en Japón puede considerarse un insulto hacia los camareros? Es tan ofensivo que incluso algunos te perseguirán para devolverte el dinero. Lo más curioso es que si está bien visto el dejar un obsequio material a modo de regalo, pero nunca dinero.
Comer mientras caminas, un grave error
Una de las costumbres japonesas más peculiares es la de no comer mientras caminas. Esta práctica se considera un gesto de mala educación e incluso una negligencia.
¡Se acabó degustar un bocadillo por la calle! Pero existe una excepción: Si lo que quieres es comerte un helado, está totalmente permitido.
De profesión: Oshiya
Existe en Japón una profesión muy peculiar que no veras en otros países: los Oshiya, también conocidos como los ”empujadores del metro”.
En hora punta el metro de Japón se convierte en un auténtico infierno. Este motivo llevó a la creación de la figura del Oshiya, y su labor no es otra que la de empujar a los pasajeros para que nadie se quede atrapado entres las puertas de los vagones.
Un calzado para cada ocasión
Es costumbre entrar en una casa japonesa, descalzarnos y caminar sin zapatillas por la casa. Lo que no muchos saben, es que existe un código de calzado para cada ocasión.
De este modo, si visitamos un baño, se usan zapatillas sanitarias. Las galerías de arte o los restaurantes tradicionales son otros enclaves que requieren de un calzado concreto. Pero lo más curioso, es que incluso en el hogar, al visitar el baño, está bien visto el uso de las ya nombradas zapatillas sanitarias.