Tsushima Shōji, más conocido como Osamu Dazai, no tuvo una vida fácil. Desde el principio de su existencia se enfrentó a serios problemas familiares, ya que sufrió el abandono de sus padres, y ello le causó un profundo desarraigo. El niño Dazai fue criado por su tía y los sirvientes. Esta infancia tan triste le marcó para toda la vida y le llevaría a andar siempre por el filo de la navaja de la vida y la muerte, por el abismo de la depresión. La trayectoria vital de Dazai, por lo antedicho, parece un calco de la vida de Ryunosuke Akutagawa.
Al igual que su maestro Akutagawa, buscaría desesperadamente refugio en la literatura desde bien pequeño, y es que nacer o crecer con el desengaño, con esa inocencia desvelada que no quiere creer lo que ve, da lugar a que quiera vivir lo que no ve, es decir imaginar otro mundo mejor, el de los libros. Esta inclinación a la literatura le llevó a estudiar literatura francesa en la Universidad Imperial de Tokio sin llegar a terminar sus estudios. En esta época ya había intentado suicidarse en dos ocasiones, uno de estos intentos fue por la oposición de su familia a que se casase con la geisha Hatsuyo.
En este periodo de juventud participaría en movimientos políticos de corte marxista contra el sistema establecido, lo que dio lugar a su detención por la policía y a ser torturado. Al poco tiempo se casaría con la geisha Hatsuyo y comenzaría su carrera como escritor. Influido por Akutagawa, llevó una vida bohemia en la que no faltaba el alcohol y las drogas, y a consecuencia de ello fue internado en un psiquiátrico. Al salir del hospital se enteró que su esposa le era infiel y decidieron suicidarse conjuntamente. Como le ocurre al que quiere algo desesperadamente no lo consiguió, se salvó nuevamente. Tiempo después se casó con la maestra de escuela Michiko Ishihara con la que puso algo de orden en su vida y pudo centrarse en progresar en su escritura.
Sus novelas y relatos están llenos de su personalidad, de su agitada trayectoria y angustias. Es, en este sentido, un autor autobiográfico aunque emplee la ficción a la hora de escribir. Destacan obras como “Malditos perros”, “El ocaso”, ‚ Cien vistas del monte Fuji‚ , “Indigno de ser humano”, “El sol poniente” y su autobigrafía “Tsugaru”. En 1948 se suicidó definitivamente tirándose al río Tama junto a su amante, dejando atrás esposa e hijos. El malditismo no cesa.