No, no es una imaginación vuestra. Karuta es exactamente lo que os suena en la cabeza: carta. Casualmente esta palabra es un préstamo que adquirieron los japoneses de los portugueses y que, como otras tantas cosas, convirtieron en un arte.
El karuta existe desde el periodo Edo y conserva su origen como un juego de cartas, pero no es tan simple. Existe una gran variedad de juegos distintos, pero todos ellos conservan algo en común entre sí: la cultura y la enseñanza. Por tanto, podemos encontrarnos variantes como el iroha-garuta, el obake-garuta y, por supuesto, el más conocido: el uta-garuta.
Todos los juegos en sí funcionan de la misma manera. Es para dos jugadores, pero se necesita un tercero para leer (en la actualidad, gracias a la tecnología, no es necesario porque ya te viene un CD con el juego cuando lo compras). Boca arriba, se expone una serie de cartas con frases y cuando el que “canta” la jugada pronuncia la primera sílaba, los jugadores se tienen que lanzar a por la carta boca arriba que contenga esa primera sílaba inscrita en ella. La diferencia entre los juegos radica esencialmente en el contenido de esas frases:
- El iroha-garuta consta de 48 proverbios o refranes japoneses.
- El obake-garuta es una variación del anterior, exclusiva de Tokyo y obsoleta, que representaba 48 monstruos de la mitología japonesa (cada uno con el inicio de sílaba distinto hasta completar todo el silabario; de ahí que sean 48), entre los que sin duda aparecerían algunos de los mencionados en la Guía de monstruos y fantasmas de Japón, de Toriyama Sekien. No me cabe la menor duda de que también fueron la inspiración de obras como Yu-gi-oh! o incluso Pokemon Trading Cards.
- Y, finalmente, el uta-garuta es el más conocido de todos, pues es el que ha llegado a convertirse en deporte, gracias al Hyakunin Isshu («cien personas, un poema»), una antología muy famosa de poemas waka.