Los ‘Teru–teru bōzu’ son, a efectos prácticos, amuletos contra la lluvia o guardianes del sol. Su sencillo y rítmico nombre significa algo así como «brilla, brilla, monje» y, además de habituales en series y obras cinematográficas (no tan lejanas en el tiempo), siguen siendo objetos muy de moda entre los niños japoneses.
Los más aficionados a la cultura nipona, los habréis visto muchas veces, pero para los neófitos diremos que son muñecos “cabezones”, hechos a mano de forma sencilla. Se suelen colgar en las ventanas o entradas del hogar con el propósito de evitar a la lluvia.
Suele potenciarse su uso en el día o días previos a acontecimientos, viajes o excursiones para tratar de asegurar el buen tiempo durante su transcurso. Son un auténtico fulgor antes de los festivales (o “matsuri”).
Haciendo un ‘Teru-teru bōzu’
Uno de sus principales encantos es la facilidad para su creación. Se puede hacer con papel (tisú generalmente) o toda clase de telas, cosidos y ganchillo. Aunque su color habitual es el blanco, hoy en día proliferan en múltiples colores. Y si consiguen su objetivo y disfrutas de buen tiempo, debes pintarle unos ojos o echarle sake para después tirarlo al agua y que alcance el mar como es típico destino de los amuletos de aquellas tierras.
Su origen
El surgimiento de esta tierna tradición, no está claro del todo. Aunque se popularizaron en el carismático periodo Edo. Como tantas otras cosas ancestrales, diluidas en los amaneceres de los tiempos. El término ‘bōzu’, según algunos, hace referencia a la semejanza del muñeco con la cabeza afeitada de cualquier monje; otros creen que se basa en la leyenda de un hombre concreto que juró parar las lluvias que arrasaron los cultivos de una antigua región. Según la leyenda, tras su fracaso, fue ejecutado.
Existen incluso canciones infantiles y multitud de cuentos entorno a estas graciosas figuras y es prácticamente un símbolo hegemónico en Japón. Peluches, llaveros, tazas, comida con su forma y todo tipo de obras de ‘marketing’ u objetos cotidianos rinden homenaje a tan curiosa costumbre.
Cuidado con girarlo…
Como toda costumbre o leyenda, tiene su contrapunto. En el país del Sol Naciente se cree que, si cuelgas del revés un ‘Teru–teru bōzu’, invocas a la lluvia en detrimento del sol. En esas circunstancias su nombre dado es diferente y pasa a ser: ‘sakasa teru–teru bōzu’ que añade un “del revés” al nombre y siempre viene acompañado de una advertencia en la sociedad japonesa: ¡debes tener cuidado con lo que deseas!