Durante muchos siglos, en Japón, el papel que desempeñó la mujer como guerrera fue de gran importancia, si cierto es que, históricamente, no se les ha reconocido como protagonistas indispensables, al ser los hombres los que centraron las grandes epopeyas y campañas bélicas.
La realidad es que las Onna Bugeisha desempeñaron un papel que fue fundamental durante algunos periodos, como el Heian o el Kamakura, perviviendo incluso hasta la restauración Meiji. Hoy queremos acercarnos a algunas de estas figuras femeninas que lucharon y protagonizaron algunas de las historias más apasionantes de Japón.
La Emperatriz Jingu Kogo
Los vestigios de la existencia de esta emperatriz aparecen en algunos de los textos más antiguos de la literatura nipona: el Nihonshoki y el Kojiki. En general, se tiende a pensar que Jingu fue un personaje creado al cubrir un eslabón de la cadena de emperadores. De lo que si hay constancia, es de la existencia de una cultura matriarcal que pudo dar lugar a la historia de la Emperatriz Jingu.
Entre las fábulas que se cuentan de ella, destacan la conquista de la actual Corea o el sinfín de poderes mágicos que poseía. También destaca como madre del dios de la guerra Hachiman.
Tomeo Gozen
Otro de los libros fundamentales de Japón es el Heike Monogatarí. En este manuscrito se menciona a la guerra samurái Tomoe Gozen, destacando su destreza con el arco y su fuerza con la espada. También se hace referencia a su fuerza y valentía. Tales fueron sus hazañas que protagonizó mil historias, ukiyo-e e incluso obras de teatro como La Dama Tomeo y Onna Shibaraku.
Perteneciente al clan Minamoto, Tomeo vivió en primera persona las Guerras Genpeí, en donde se convirtió en comandante en jefe de sus tropas. Entre sus combates más destacados encontramos a enemigos como Uchida Ieyoshi o a Honda no Moroshige.
Nakano Takeko
Hija del general Nakano Genai, Takedo está considerada como una de las mujeres guerreras más importantes de la historia. De su padre, recibió formación en historia y literatura, y de la mano del maestro Akaoka Daisuke, entrenamiento en artes marciales. Admiradora de Tomoe Gozen, dominó las armas samuráis, especializándose en el manejo del naginata.
Durante la restauración Meiji, en plena batalla de Aizu contra las tropas imperiales tuvo lugar la campaña que hizo que su nombre quedara grabado en la historia. Nakano Takeko, acompañada por un escuadrón de mujeres samuráis entrenadas por ella misma, cargó contra los soldados imperiales en la defensa del Castillo de Wakamatsu, en donde perdió la vida.