Restringir el movimiento empleando cuerdas se ha practicado en todo el mundo, pero fue en Japón donde la atadura llegó a convertirse en un arte llamado 縛り(shibari) traducido como atadura. Una práctica compleja y arriesgada si no se ejecuta correctamente, esta actividad simboliza el vínculo entre el que ata y el atado mediante una cuerda que los une.
Orígenes
Este arte tiene un antecedente sorprendente: el 捕縄術 (hojōjutsu), un arte marcial utilizado por las fuerzas del orden durante el período Edo para inmovilizar criminales durante su detención o traslado. En ese tiempo, las ataduras variaban según se tratara de un samurái, un monje o un campesino. Fue a principios del siglo XX, cuando el pintor Ito Seiu innovó al transformar este arte marcial en una expresión erótica, adaptando las figuras para propósitos sensuales. Por eso se considera a Seiu el padre del shibari, fue el primer maestro de la cuerda 縄師 (nawashi).
Shibari y su llegada a occidente
El acceso a información sobre shibari en España en los años noventa era limitado y contradictorio, ya que para los occidentales resultaba complicado adentrarse en los círculos privados japoneses. Sin embargo, se podían encontrar obras del renombrado fotógrafo Nobuyoshi Araki, que mostraban bellas y complejas ataduras.
Fue gracias a Osada Steve que Japón recibió a su primer nawashi occidental, un atador suizo que descubrió su pasión por las cuerdas en tierras japonesas. Tras convertirse en discípulo del maestro Osada Ekichi, en 2001 heredó su nombre. De esta manera, el arte del shibari comenzó a integrarse lentamente en Occidente. De estas semillas germinó la edad de oro del shibari que estamos viviendo actualmente. En este periodo, podemos admirar el trabajo de nawashi japoneses como Akira Naka en Madrid, Monko, Kanna y Kazami Ranki en Barcelona, y Hajime Kinoko en Gijón.
Uno de los fotógrafos que mejor está documentando este auge es Tentesion, de Barcelona, quien ha capturado a un gran número de nawashi frente a su lente.
Formas habituales para realizar las ataduras
- 後ろ高手小手 (Ushiro – Takate Kote o Gote): patrón frecuente empleado a menudo como base de la atadura. Captura la parte superior del torso inmovilizando los brazos generalmente tras la espalda (‘ushiro’ significa ‘detrás’) en forma de ‘U’ o ‘X’.
- 亀甲 (Kikkou): atadura corporal con formas hexagonales (similares a un caparazón de tortuga) en la parte delantera del torso.
- 菱縄 (Hishinawa): atadura corporal con formas diamantinas (romboidales). Es una de las formas más populares, muy extendida por ejemplo en el manga. En occidente se ha empleado para alguna de sus variantes el término 体 ‘karada’ (en japonés, ‘cuerpo’).
- 股縄 (Matanawa): atadura que se centra en la parte más íntima.
- 海老 (Ebi): literalmente atadura de la gamba, similar a una posición sentada de loto con la espalda muy curvada sobre las piernas.
- Tazuki: arnés corporal cruzado en forma de ‘X’.
- 吊り (Tsuri): cualquier atadura que incluya una suspensión corporal.
- 鉄砲 (Teppou): atadura ‘del rifle’, que sitúa los brazos siguiendo una línea diagonal.
- 後手合掌 (Gote Gasshou): atadura con las manos en la espalda en posición de plegaria.
Simbología
Un nawashi convierte las cuerdas en extensiones de sus dedos, creando una sensación dual en la persona atada: se siente expuesta y dominada, pero también protegida e inmovilizada. Esta conexión va más allá de las palabras y los gestos, estableciendo un diálogo sutil entre ambos.
Akechi Denki, uno de los nawashi más venerados de la historia, definió el shibari como una conexión entre dos corazones, mediada por las cuerdas, donde el término 心 (kokoro), traducido como “corazón”, abarca también el alma, los sentimientos y el núcleo emocional o vital. A veces, se utiliza la palabra 緊縛 (kinbaku), que se traduce como “atadura tensa”, para referirse al shibari que logra traspasar esa frontera.
Cuando un atador pone su kokoro en su labor, revela parte de su personalidad y estilo. Ya sea arraigado en el tradicionalismo del hojōjutsu o explorando la modernidad, buscando la simetría o la estética 侘寂 (wabi-sabi), optando por ataduras cómodas o dolorosas 攻め縄 (semenawa), o decantándose por la complicación o la simplificación.
La estética del kinbaku no se limita a la forma final de la atadura, sino al proceso que logra establecer esa comunicación. Cada sesión comienza con el roce inicial de la cuerda y continúa hasta el desatado del último nudo, dejando aún después marcas temporales sobre la piel, un rastro que se desvanece lentamente.
¿Os ha despertado interés esta compleja historia cultural japonesa?
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